El puerto de Algeciras y sus autoridades han desencadenado una polémica con la segregación de los tráficos de semirremolques acompañados por sus tractoras y aquellos que van aislados o desenganchados.
FERRYBALEAR, Puertos y Navieras.
La medida, aunque no es novedosa porque se ha estado haciendo durante al Operación Paso del Estrecho durante el verano, sin embargo, lo es porque ahora se ha decidido que sea permanente.
Esto ha abierto la caja de pandora de quejas entre los operadores porque
se sienten perjudicados en sus intereses. Los transportistas ven esto como
una forma de favorecer a los transportistas marroquíes que lo tienen más fácil, se dice, para competir con los españoles en este nuevo escenario. Por cuanto, se dice que los transportistas marroquíes, al operar de forma
más económica y barata, van a captar más tráfico de semirremolques acompañados tirados por sus tractoras que van a hacer el viaje de Tánger a España y recogiendo carga en España, llevándola hasta Marruecos. Se dice que van a captar, por tanto, tráfico de entrada en Marruecos de importaciones textiles, piezas y alimentos y de salida, las exportaciones frigoríficas marroquíes.
Además, la entrada en vigor el 10 de septiembre de un convenio entre España y Marruecos para favorecer entre ambos el transporte transfronterizo parece que también les dará una ventaja comparativa a los marroquíes.
Por otro lado, para los operadores puros intermodales, transitarios y operadores logísticos, el dificultarles este modo de transporte desenganchado les supone también un problema.
El problema, que no se ha contado como se debería, el puerto de Algeciras parece que no puede.
Seguramente porque hay cuestiones políticas entre el puerto de Tánger y el puerto de Algeciras, entre España y Marruecos.
La realidad es que los puertos de Tánger y de Algeciras soportan un paso de pasajeros muy importante, y están perdiendo cuota por los retrasos en los embarques y las formalidades que se aplican a los pasajeros.
Los puertos de Tánger y Algeciras están perdiendo cuota de mercado en el paso de pasajeros en favor del puerto de Almería, Málaga e, incluso, desde el viejo puerto de Tánger a Tarifa o, en un futuro, a Cádiz. Este año ha subido el Paso del Estrecho en general, pero el puerto de Algeciras no se ha beneficiado del aumento de pasajeros.
En los meses de verano, los controles que hay que hacer, más importantes en Tánger por los inmigrantes ilegales y la droga, dificultan mucho las operaciones obligando a retrasos al pasajero. Si a esto se añade el cargar los buques Ro-Pax con semirremolques acompañados, que no entran ni salen por sus propios medios en los buques, la operativa se complica.
Esto no se puede decir así directamente por el puerto de Algeciras, y por eso sus explicaciones han aparecido alicortas y poco fundamentadas.
Esto es lo que hay detrás de la medida de segregar los semirremolques pero que se ha visto agravada por la forma de realizarse, es decir, el puerto al segregar los tráficos ha tenido que contar con la colaboración de las navieras que hacen ya el paso en los Ro-Pax y forzar algunas nuevas para que haya una oferta. Como siempre, esto se tiene que hacer manteniendo conversaciones con los marroquíes y un equilibrio de oportunidades para ambas naciones o para los nacionales de ambas naciones. Lo que significa que la segregación ha arrancado con pocas frecuencias. De las hasta veintitantas frecuencias de las que podían elegir los semirremolques, se han pasado a un inicio de dos, y una de ellas a deshora a las 7 de la tarde. Luego a tres a las 12 de la noche, y cuando empiece la campaña hacia la primera semana de noviembre, hasta una cuarta.
La realidad es que esta segregación de tráficos, que es novedosa en el caso de Algeciras y Tánger, no tendría que haber provocado tantas quejas de haber estado mejor explicada, con mayor transparencia y con la colaboración mayor de todos los componentes y una mayor oferta de navieras. Aquí chocamos con las negociaciones a tres bandas entre los dos puertos y las navieras, y además del distinto color de las navieras, tanto españolas como marroquíes.
Así las cosas, el tener que poner de acuerdo a varios interlocutores, cosa que el puerto de Algeciras no ha podido explicar tan meridianamente, se ha tenido que intentar poner de acuerdo a nuevas navieras marroquíes, algunas veces sin la capacidad necesaria para poder poner los barcos adecuados, mientras que, por ejemplo, no se podía admitir la oferta de navieras de terceros países, como de Grimaldi, para poder resolverlo.
Una vez más, la falta de mecanismos apropiados para resolver estas deficiencias y la concentración de las decisiones en Autoridades Portuarias que, además, tiene que tomarla en conjunto con otros de otros países,dificultan su correcta resolución.
