Yate Forners propiedad de Baleària
FERRYBALEAR, Levante.Baleària va a poder sacar muy poco partido del que fuera yate real Fortuna, rebautizado Foners. Tras pagar 2,2 millones de euros por esta embarcación, muy por debajo de los 10 millones que la fundación Fundatur pedía inicialmente por él, la naviera no va a poder desarrollar el proyecto de instalar las turbinas del yate en uno de sus fast ferries porque el coste de mantenimiento que ello conllevaría resulta inasumible. Así que todo apunta a que finalmente el Fortuna va a ser revendido a terceros por piezas, es decir, los motores por un lado y el resto de la embarcación por otro.
La adquisición de esta embarcación por parte de Baleària durante el verano pasado alcanzó una especial relevancia por varios motivos, centrados en la polémica que se generó al renunciar el rey Juan Carlos a su uso y disfrute y la exigencia de devolución por parte de los empresarios que financiaron su construcción, y porque el precio final de la compra fue muy inferior al que los anteriores aspiraban.
Las dudas a partir de ese momento se centraron en el uso que la naviera iba a hacer de esta embarcación. A los pocos días, Baleària comenzó a enseñar sus cartas y anunció que iba a instalar las turbinas Rolls Royce del Fortuna en alguno de sus buques rápidos, aunque previamente quería modificarlas para que pudieran funcionar con gas licuado. Medio año después, se admite que estos planes no son viables por los costes económicos.
Oficialmente se afirma desde Baleària que esa adaptación a gas licuado y la utilización comercial de estos motores se ha encontrado con «inconvenientes técnicos» que incrementan «de forma importante» la inversión prevista, «al tiempo que dispara los costes de mantenimiento». Además, se indica que a ello hay que añadir el abaratamiento que se ha registrado durante los últimos meses en el precio del combustible tradicional, que hace que esa inversión para la adaptación de los motores al gas sea menos viable. Pero desde el sector se hace hincapié en que el problema de Baleària ha sido pretender reutilizar unas turbinas diseñadas para un yate propiedad de «un fanático de la velocidad», como es el rey Juan Carlos, pero poco apropiadas para un buque comercial que obliga a darles un uso mucho más intenso.
Eso hace que el riesgo de avería en este último caso sea muy superior, y todo ello con unos costes de reparación notablemente altos por las características especiales de esas turbinas.
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